Este aceite esencial se consigue destilando la Lavanda (Lavandula officinalis), un arbusto procedente de los países mediterráneos de Europa y África. Las más antiguas civilizaciones ya utilizaban esta planta a través de distintos procedimientos para aprovechar sus muchas propiedades terapéuticas y su magnífica fragancia en perfumes y productos de cosmética.
Sus propiedades antiinflamatorias lo hacen ideal para tratar quemaduras, picaduras de insectos, psoriasis, heridas o inflamaciones de la piel. Además, controla la producción de grasa y actúa como un antiséptico natural. Junto al árbol del té y la manzanilla, son los únicos aceites esenciales que se pueden utilizar sin diluir.
Contraindicaciones: No se recomienda su uso durante el embarazo, la lactancia o en niños menores de seis años.
Podrás encontrar este ingrediente en los siguientes productos: